Terapia Breve y Cursos

4
junio
2017
4 junio 2017

4 elementos de una conversación terapéutica

Toda demanda de ayuda y cambio requiere de una conversación terapéutica que haga posible otras realidades alternativas que se acerquen a la vida deseada por las personas que solicitan consulta.

Aquí 4 elementos para generar una conversación terapéutica:

1. Apoyo para el pensamiento

Significa crear un contexto donde las personas se sientan cómodas y estén alentadas para para decir lo que piensan y sienten sin temer las consecuencias de un juicio de valores o una actitud correctiva y normativa, con la confianza de compartir sus pensamientos y sentimientos con el terapeuta, convirtiendo la conversación en un espacio para construir soluciones, revelando pensamientos y sentimientos que quizás no hayan expresado con otras personas.

2. Cuestionamiento para el pensamiento

Implica hacer preguntas que requieren que la persona revise su perspectiva, construcción de una realidad y percepción de las circunstancias. Nosotros actuamos como una segunda voz que hace preguntas que la persona no se ha planteado aún y que descubren posibilidades de tomar partido en nuevos pensamientos para ampliar su perspectiva y observar su propia información, desde la cual toma decisiones y crea definiciones.

3. Cuestionamiento para la acción

A menudo pensamos y pensamos sobre el problema comprendiéndolo a la perfección pero sin imaginar que existe una solución y que el pensamiento y la interpretación sustituyen la acción. Ofrecer terapia sólo como una ayuda para el pensamiento es un lujo que hay que dejar que se lo permitan otros. Nosotros mantenemos la atención centrada en que la conversación conforme oportunidades para encontrar excepciones y convertirlas en pasos y nuevas acciones e historias.

 

4.   Apoyo para la acción

Cuando la persona ha definido la acción, nuestra habilidad radica en ofrecer el apoyo para que esta acción sea posible, ayudando a la persona a establecer la magnitud de la acción creando confianza para llevarla a cabo cuando finalice la conversación y se marche. (Ojo, esto va más allá de las palabras de aliento: “¡Estoy seguro de que podrás hacerlo!” es menos útil que: “¿Cuánta confianza tienes en que podrás hacer lo que te comprometiste y qué te ayudaría a mejorar aún más esta confianza para iniciar esta acción?”). Apoyo para la acción significa asegurarnos de que el tamaño de la acción corresponda con las habilidades y la confianza de la persona en ese momento.

CONCLUSIÓN

La combinación de estos 4 elementos será vital en el proceso terapéutico. Si apoyamos el pensamiento y no cuestionamos la acción sólo tendremos una bonita charla (“una charla más con el psicólogo”) si un resultado claro. Si cuestionamos la acción sin apoyo para el pensamiento, la persona se sentirá forzada a hacer algo sin comprender lo que hará ni sentirse comprometida con la acción. Si cuestionamos el pensamiento sin apoyarlo, tendremos un mero debate intelectual sin propósito ni contexto para el cambio. Si apoyamos el pensamiento sin cuestionarlo, la persona se irá imaginando que su percepción del mundo representa la realidad total, negándole la oportunidad de reformular su pensamiento y las posibilidades de las que dispone. Si cuestionamos la acción sin apoyarla tendremos metas muy ambiciosas con poca probabilidad de ser realizadas. Y finalmente, si apoyamos la acción sin cuestionarla, podemos dedicarnos tranquilamente al oficio de motivadores o animadores superfluos.

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Jorge Ayala