Terapia Breve y Cursos

27
mayo
2017
27 mayo 2017

6 ideas para dejar atrás

1. Hay que conocer la causa de un problema para resolverlo

No es necesario conocer la causa del “síntoma” o el problema que trae la persona para construir soluciones y ocuparse de algún desafío. En palabras de Milton Erickson: “La etiología es una materia compleja y no siempre pertinente para superar un problema”. 

2. Para que se produzca el cambio es necesario que haya comprensión, toma de conciencia, aquello que llamamos insight

Esta es quizás la divergencia más radical en relación con otras terapias. Milton Erickson nuevamente:

“…muchos psicoterapeutas consideran casi axiomático que la terapia depende de que se haga consciente lo inconsciente. Cuando se piensa el inconmensurable papel que el inconsciente desempeña en la vida experiencial total de una persona, desde la infancia en adelante, esté despierta o dormida, (se ve que) poco cabe esperar que pueda hacerse algo más que volver conscientes algunas pequeñas partes de él. Además, el inconsciente como tal, no transformado en consciente, constituye una parte esencial del funcionamiento psicológico”.

3. Es necesario trabajar con una hipótesis general

Los preconceptos sobre las personas estorban. Lo mismo sucede con ciertas hipótesis que se formulan sobre el funcionamiento familiar. Cada situación es única y adoptando una posición de no saber podemos ser coherentes con los saberes de las personas. Cada situación es particular y única y todo lo que requiera será del mismo modo: particular y única.

4. El carácter y la personalidad son inmutables

Las personas cuentan con la posibilidad de cambiar su conducta, la expresión de su personalidad y otros aspectos de sí mismas. Recuerdo una entrevista con Humberto Maturana, donde se le preguntaba: “¿Quién es Humberto Maturana?” Y el respondía: “Nadie, nada…soy nada”.

Al respecto Milton Erickson decía lo siguiente:

“Su paciente es una persona hoy, totalmente otra persona mañana, y será otra la próxima semana, el próximo mes, el próximo año. Dentro de cinco, diez y veinte años serán otras personas. Es verdad que todos tenemos un cierto fondo general, pero somos personas distintas en cada día de nuestra vida.”

Lo mismo pensaba Maturana, creía que cada momento de nuestra existencia era un constante fluir, y responder a esa pregunta era encerrarse en una fantasía incoherente con su biología y su existencia.

La personalidad no es de ningún modo una entidad fija.

5. El síntoma tiene un origen y una función

Es una idea común en algunas prácticas la convicción de que “el síntoma” tiene una función específica y un significado especial en cada contexto, durante el problema e incluso después.

Durante una charla, Jay Haley mostró una situación a Milton Erickson y este se limitó a decir que se limitaría a resolver únicamente “el síntoma”. Haley objetó diciendo que era probable que el síntoma respondiera a algún tipo de propósito. Erickson respondió: “Usted supone que sirve a otros fines. ¿Nunca ha pensado que la sintomatología puede desgastarse como servidora de propósitos, y convertirse en una pauta habitual?”

No siempre son “los síntomas” la expresión de un “trauma” o algún problema subyacente del pasado. La mayoría de hábitos que desarrollan las personas tienden a ser hábitos basados en pautas de conducta que se repiten como respuesta, de modo que no necesariamente son sintomáticos de alguna experiencia traumática de raíces profundas.

6. La responsabilidad por los resultados en la terapia es del consultante

Para que se obtengan resultados útiles, cliente y terapeuta deben trabajar para co-crear experiencias que hagan posible las metas y se puedan desempeñar muy bien los papeles. La responsabilidad del terapeuta es crear una buena atmósfera, un clima que favorezca las oportunidades , y para ello utiliza los recursos del lenguaje (palabras y acciones) y los recursos de las personas, incorporando estrategias, herramientas y estilo. La responsabilidad de la persona es hacer algo que promueva una diferencia. Eso es lo que hay que lograr: co-construir oportunidades y alternativas para que la persona pueda crear una diferencia.

“En psicoterapia uno no cambia a nadie.  Las personas se cambian a sí mismas. Uno crea circunstancias en las cuales el individuo puede responder con espontaneidad y cambiar. Y eso es todo lo que uno hace. El resto se lo pedimos a ellos”.

Otra vez Milton Erickson.

CONCLUSIÓN

Crecí rodeado en la universidad por estas ideas. Oía hasta el cansancio que todas significaban una condición sin la cuál no se podía abordar un proceso terapéutico. Su aplicación y práctica era incluso lo que se evaluaba. Qué lástima, pensaba, seguir estas ideas no puede conducir hacia algo útil. Y no sólo decidí renunciar a ellas sino también posicionarme desde la crítica, sin dejar de cuestionarlas para impedir su naturalización.

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Jorge Ayala