Terapia Breve y Cursos

25
abril
2017
25 abril 2017

6 ideas para tu formación en Terapia Breve Centrada en Soluciones

Si has empezado a realizar Terapia Breve Centrada en Soluciones en tu consulta, estas ideas pueden ayudarte a fijar un panorama de realización práctica que te llevará hacia otro nivel. A mi, en mi formación -que es un proceso de nunca acabar-, me ha resultado útil recordar siempre estas 6 ideas:

1. La terapia es una construcción social

No cabe duda que en la terapia trabajamos básicamente con construcciones de nuestros clientes. Incluso nosotros mismos trabajamos desde nuestra propia construcción de una lente materializada en conceptos y definiciones a través de las cuales podemos ver lo que nos rodea y co-construir posibilidades de cambio y descripciones más útiles. La terapia es un proceso lingüístico, de “juegos de lenguaje” -en palabras de Wittgenstein- donde se fomenta un lenguaje centrado en las soluciones y los recursos, contrariamente al lenguaje del déficit y los problemas que promueven otras terapias.

2. No interpretes ni buscas claves ocultas detrás de lo que escuchas

En una curiosa entrevista, el gran escritor argentino Alan Pauls -¡soy fan declarado!- señala: “Luego de tantos años de psicoanálisis me di cuenta que todo está en la superficie”. En otra entrevista, otro gran escritor, John Banville, sentencia lo mismo: “Creo que en la superficie es donde está la profundidad”.

En terapia trabajamos con narraciones. No es trabajo nuestro -aunque resulte una tentación formativa- “leer entre líneas” o “ver más allá de lo evidente” para descubrir cómo son las cosas realmente.

Cuando realicé el internado en Psicología, la responsable del consultorio enfatizaba cada vez que podía mi ingenuidad, mi desmedida confianza, mi ineficaz aptitud para creer en la gente y la superficie de lo que me contaban. Nunca dejó de asegurarme que detrás de lo que oía y apreciaba, existía una realidad profunda que no me contaban, difícil de resolver. Nunca entendí esta forma de presionarme cada vez que le contaba una de mis aventuras colaborativas y el modo en que la gente lograba disolver aquello que traía a consulta. “Te están mintiendo”, eran sus conclusiones.

El mito de la profundidad de las cosas, de los niveles de existencia, de la cebolla que debe pelarse y de la función del síntoma conducen a pensar que detrás del problema que nos presentan existe un problema estructural o un grave conflicto interpersonal. Hay que recordar que una queja o demanda sólo indican lo mismo: una queja y una demanda. Si no está roto, no lo arregles.

3. Rechaza el normativismo

Existen muchos modelos de normalidad preconizados por la psicología y las tecnologías del liderazgo y el desarrollo humano. Han creado su propio patrón de sanidad e incluso un ideal de familia.

No es labor terapéutica intentar ajustar a las personas dentro de estos ideales. El respeto por el universo particular de cada cliente, por sus valores, sueños y esperanzas construidas a lo largo de su vida es uno de los valores de la relación terapéutica. La singularidad de sus construcciones es algo que debemos explorar conjuntamente, vinculándonos con curiosidad y respeto. No existe un ideal de “persona sana” o de “familia funcional”. Existen tantas formas de actuar y comportamientos como arena en el mar. La terapia no constituye el intento de ajustar a nuestros clientes en una descripción ideal. Existen viejas sospechas que rodean el inicio de una terapia, por ejemplo, que la mala conducta de un niño está inexorablemente relacionada con el “sistema conyugal” y que hay que resolver primero el conflicto de los padres. Existe una vieja obsesión de ayudar dónde no nos llaman. Si una familia busca ayuda para su hijo y suponemos e insinuamos hipotéticamente que es resultado de una “relación disfuncional” en la pareja podemos espantarlos ya que podemos estar equivocados. Si asumimos una posición sistémica podemos asumir que el cambio en la conducta del hijo puede provocar otros cambios en la relación conyugal sin presumirlo. Particularmente me ha sucedido: algunos psicólogos en la escuela me han encargado el tratamiento de algunos niños con problemas de conducta en el aula y al terminar de describirme la situación, no dejaron de agregar: “trabaja primero la relación de los padres”, cosa que nunca hice ya que los padres nunca me lo pidieron. La familia llegaba a consulta con una importante necesidad y sobre esa necesidad construíamos la relación y colaboración con el niño. Y alguna vez sucedió algo particular: luego de resolver la situación del niño en la escuela y concluir la terapia, los padres, cuya condición legal era de convivientes, terminaban casándose y reafirmando su compromiso como pareja. Sin haber recurrido a la dichosa terapia conyugal.

4. No hace falta conocer el problema para hallar una solución

“Para abrir una puerta no es necesario tener una llave que se corresponda exactamente con la forma de la cerradura”, señala Steve de Shazer: “Es suficiente con usar una ganzúa que abra el mecanismo”, continúa.

Podemos pasar directamente a hablar de soluciones e identificar aquello que desean conseguir los clientes si la relación lo requiere, detectando recursos, fortalezas y aquellas cosas que vienen haciendo muy bien a pesar del problema (las excepciones), buscando formas de seguir manteniendo en marcha los primeros cambios con que llegan las personas a la consulta.

No hace falta conocer el problema -cuyo relato puede volver a causar dolor, fastidio y una vergüenza que muchas veces las personas prefieren evitar y repetir- para colaborar en la solución. No es necesario que sepas cuál es el problemas si tu proyecto es construir soluciones.

5. Las personas cuentan con los recursos necesarios para alcanzas sus metas

Nuestra tarea es utilizar la conversación y nuestras preguntas para re-descubrir y movilizar esos recursos e historias que la gente ha olvidado en el menor tiempo posible, de manera que podamos recuperar el agenciamiento. Cuando encontramos una excepción al problema encontramos una maravillosa llave que centra la conversación en soluciones e increíbles historias paralelas y alternativas a la realidad del problema, generando optimismo en el presente y esperanza en el futuro.

6. Nada existe sin un contexto

Las excepciones, el futuro deseado y el destino de la terapia ocurren en un contexto, en un sistema relacional lingüístico, entre personas que generan significados y desarrollan su propio lenguaje y sentido en función de una organización específica y  un interés muy particular de vivir la vida. Interésate por los detalles, averigua cómo, cuándo, dónde y con quién ocurren u ocurrirán las cosas que van marcando la dirección del destino deseado de las personas. Construye historias, ayúdales a pensar en imágenes, contribuye en la creación de realidades terapéuticas para el cambio indagando en lo particular con mucha curiosidad.

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Jorge Ayala