Terapia Breve y Cursos

31
mayo
2017
31 mayo 2017

7 principios para una práctica centrada en soluciones

Inevitablemente llegó la oportunidad de salir de la consulta para hacer trabajos de consultorías en escuelas y empresas. He tenido la oportunidad de trabajar con algunas compañías desarrollando un proceso que ellos definen como “Coaching”pero, buscando una definición más cómoda, considerando que no he recibido entrenamiento en “Coaching” y no soy formalmente un “coach”, prefiero llamar Consultoría Organizacional y se desarrolla desde mi experiencia en psicoterapia individual y grupal usando la Terapia Breve Centrada en Soluciones.

Estos trabajos me han permitido imaginar formas y desarrollar un proceso estableciendo una metodología que me permite establecer vínculos y generar acuerdos que posibiliten la acción y el cambio. La diferencia entre trabajar en terapia y trabajar en organizaciones (empresas, escuelas, etc.) es sencilla: la singular voz de una persona en el espacio de la consulta se desarrolla en otro contexto. Mi interés por el conocimiento y la sabiduría colectiva para construir soluciones y crear nuevos espacios y habitaciones, es el mismo. La mayoría de personas comienza casi siempre centrándose en el problema. Generalmente, han recibido ya otras consultorías donde han utilizado un análisis FODA o recibido un “diagnóstico organizacional” que no ha producido algo significativo para sus intereses. Los diagnósticos siempre se centran en las debilidades y amenazas, invisibilizando el conocimiento útil, las fortalezas, las habilidades y los recursos.  Incluso, en una de estas empresas, un proceso anterior de Coaching y Consultoría había evaluado la personalidad de cada uno de los miembros del equipo para señalar “cómo le convenía a cada uno actuar desde sus limitaciones personales”.

Así que empezaré contándoles cuáles son los principios que orientan mi trabajo en cualquier contexto fuera de la terapia:

1. Soluciones, no problemas


Estoy convencido de que hablar de problemas sólo genera problemas, de manera que las conversaciones tienen la intención de construir soluciones para hallar nuevas posibilidades de cambio y contribuir con las habilidades de cada persona o equipo. Hablar de problemas al interior de una organización resulta complicado por las diferencias que inevitablemente se presentan a través de cada punto de vista, que con frecuencia se asume como una verdad y genera conflictos. Es mejor ocupar el tiempo hablando de lo que vendrá y podemos hacer juntos que de lo que pasó y no pudimos hacer mejor.

2. La acción ocurre en la interacción: el cambio lo hacemos entre nosotros, no individualmente

Todo el tiempo estamos generando interacciones en el trabajo y la escuela, no lo hacemos solos. Individualmente, los miembros de un equipo permanecen en condiciones de co-dependencia y nuestro trabajo está en hallar interacciones útiles que sirvan como pistas para avanzar en la dirección deseada por el equipo en la organización. Todo lo que resulte útil para el equipo será usado siempre a favor del equipo.

3. Hacemos uso de lo que tenemos, no de lo que no tenemos


El trabajo está enfocado en garantizar que las personas tengan la oportunidad de descubrir sus propias fortalezas y recursos, aquello que saben hacer bien y representa su propio conocimiento y saberes, valores que movilizan a las personas y al equipo en los mejores momentos, haciendo posible celebrar buenos resultados. No nos ocupamos de dotar a las personas o al equipo de las habilidades que carecen a través del conocimiento experto. No se trata de un entrenamiento para que las personas desarrollen nuevas destrezas e incorporen nuevas habilidades. Se trata de descubrir las ya existentes, de hacer preguntas antes que decir lo que se debe hacer.

4. Nuestra misión es generar sentido de posibilidades


Contribuir para que las personas puedan sentir que detrás de cada situación existe siempre la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Algunas evidencias las podemos hallar en las excepciones y situaciones del pasado que han sido útiles. Actuamos pensando que el cambio no sólo es posible: es inevitable. Actuando de esta manera logramos encontrar una misión colectiva que genera esperanza en las personas que conforman el equipo.

5. Usamos el lenguaje de cada persona o equipo


Nos dirigimos a las personas o los  equipos usando el mismo lenguaje con el que describen sus acciones y conductas. Negamos la tentación de hablar en un lenguaje experto, elaborando argumentos y conceptos complicados. No son las personas las que se adaptan a nosotros, somos nosotros los que nos adaptamos a las personas.

7. Cada situación es distinta

No pensamos que existan recetas absolutas que puedan ser aplicadas a todas las personas, equipos y organizaciones. Creemos firmemente que toda persona, equipo y organización, cuenta con un reservorio de sabiduría aprendida que hay que descubrir. Cada persona es única y cada equipo es diferente. Esto hace que nuestro trabajo esté centrado totalmente en la singularidad de las personas y el equipo. Cada proceso es siempre un proceso en construcción y desarrollo.

CONCLUSIÓN

Estos son los 7 principios que desarrollo en la práctica. Más adelante compartiré otros aspectos de estas experiencias que puedan resultarte útiles si tienes la oportunidad de trabajar con alguna organización. Y si ya tienes algo de experiencia, me encantaría conocerla. ¿Qué te parece?

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Jorge Ayala