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22
mayo
2018
22 mayo 2018

El problema de hablar de los problemas: 10 preguntas para generar conversaciones en busca de soluciones

Cuando un problema invade nuestra relación de pareja, damos vueltas y vueltas tratando de pensar cómo podemos abordarlo. Damos vueltas en la cama, dejamos de hablarnos, nos miramos con rencor e incluso resentimiento, y cuando llega el momento de conversar lo hacemos con mucha concentración, cada uno con su punto de vista, incluso algunos con vergüenza y otros con la seguridad de ser las personas más racionales del mundo, porque sabemos describir y explicar lo que pasó y nos hizo sentir tan mal, con una precisión extraordinaria.

Pero pasan las horas, los días, las semanas y los meses, y las cosas vuelven a ser las mismas. Y nos preguntamos qué faltó en esa conversación, que sucedió si cuando la terminamos habíamos llegado a una buena conclusión sobre lo que originó el problema y todo estaba (sobre) entendido. Describimos el problema correctamente y nuestra explicación fue magistral. Entonces, ¿qué demonios pasó, de qué nos olvidamos?

Culturalmente hemos reforzado la idea de que la mejor forma de solucionar los problemas es HABLANDO DE LOS PROBLEMAS, pero en la realidad vemos que no produce los resultados deseados.

“Le he dicho de todo.”

“Le he hablado muy bien.”

“Le expliqué con detalles todo lo que siento, pero aun así, las cosas no cambian, siento que no me hace caso.”

 

¿Te resultan conocidas estas expresiones?

Expresiones como estas son muy comunes. La pregunta que nos hacemos es porqué, si somos tan racionales, no podemos arreglar las cosas a través de una simple conversación.

*Haz una prueba:

En lugar de sentarte a hablar del problema, prueba con hablar de las soluciones para el problema. Olvídate de describirlo, explicarlo, sacúdete de la razón y adopta otra imagen de esa persona que tienes al lado. Para diseñar conversaciones centradas en soluciones puedes usar las siguientes preguntas para encuadrar esa conversación en un marco ideal. Te cuento cómo puedes hacerlo:

PASO 1: El pacto inicial

1. ¿Dónde debemos llegar con esta conversación?

2. ¿De qué manera podemos hacer que esta conversación valga verdaderamente la pena y sea algo útil?

3. ¿Qué dirección debe tomar para que sea apropiada?

4. ¿Sientes que hablando de esto hablaremos sobre lo que es importante que hablemos?

5. ¿Estarías dispuesto a qué reflexionemos sobre la conversación cuando hayamos terminado, y me hicieras saber qué resultó más útil para ti?

 

PASO 2: Creando soluciones

6. ¿Qué tendría que ser diferente en los próximos 3 días para sentir que esta conversación valió verdaderamente la pena y nuestra relación sea algo distinta?

7. ¿Qué podemos comprometernos a hacer en los próximos 3 días?

8. ¿Qué sucederá si uno de los dos no cumple lo que hemos pactado? ¿Debemos tener alguna señal de alerta o debemos ser directos y explícitos el uno con el otro?

9. ¿Quién podría ser la primera persona en darse cuenta que lo nuestro está cambiando?

10. ¿Cuando hayamos terminado la semana, cómo festejaremos este triunfo?

 

No es necesario hablar de los problemas para resolverlos. Un enfoque orientado a las soluciones es más útil y proyecta una esperanza en el futuro que nos hará actuar con optimismo y vitalidad. Deja los problemas atrás y ponte a construir soluciones: es más útil.

 

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Jorge Ayala