Terapia Breve y Cursos

6
junio
2017
6 junio 2017

¿Sientes que trabajas demasiado obteniendo poco a cambio?

¿Te has encontrado en esta situación? Lamentando porque entregas todo en tu trabajo pero las personas no te ofrecen nada de lo que tú o ellas podrían estar esperando y terminas la sesión muy agotado o agotada. Incluso llegas a sentir que tu trabajo vale poco y las personas no entienden tus preguntas y les cuesta moverse del déficit e imaginar una vida al margen del problema.

¿Por qué me pasa esto a mí?

Esta es la pregunta que nos hacemos, sobretodo si tenemos la seguridad de estar haciendo las preguntas “correctas”, siguiendo al “pie de la letra” el formato con el que venimos practicando.

¿Qué podemos hacer?

Las preguntas que tienen sentido para nosotros o nosotras pueden no tener ningún sentido para las personas y no descubren nada diferente, no resultan un estímulo para la reflexión y la conversación más bien resulta poco solidaria.

En ocasiones resulta muy útil ir despacio y reducir nuestras expectativas para empezar a reconocer qué es más importante para la persona y cuáles son en ese momento sus verdaderas necesidades: qué están deseando que sea diferente, qué desearían cambiar pronto y qué están dispuestos o dispuestas a hacer en ese momento para empezar a descubrir cómo serían las cosas si fuesen distintas.

En una oportunidad, desarrollando una supervisión, Teresa, una estudiante, me contaba que tras visitar a un mujer que había sido maltratada físicamente por el esposo (visita realizada a pedido de la Fiscalía ya que Teresa trabaja en los sistemas de protección), se topa con la sorpresa de que esta mujer minimiza el maltrato, reduce su importancia y no lo considera tema de conversación en ese momento, señalando que hay cosas más importantes.

Para Teresa ese momento fue terrible pero decidió empezar con eso: descubriendo qué era más importante para esta mujer, logrando algo importante: ella se encontraba muy preocupada por su hijo en ese momento, sentía que no podía darle el apoyo que necesitaba y este había empezado a mostrar algunas actitudes violentas en el hogar y en la escuela, así que sobre esto formularon algunas metas para esa conversación y el tiempo que transcurriría hasta su próximo encuentro.

La segunda sesión fue increíble: Teresa descubrió otra actitud en la mujer: la invitó amablemente a pasar a su casa y tras contarle que su hijo había mejorado su comportamiento y relación con ella, pasó a confesarle lo siguiente: “ahora si señorita, es momento de hablar de la relación con mi esposo porque confío en usted”. Y empezaron el trabajo que en principio había resultado más importante para el sistema y no para la mujer.

CONCLUSIÓN

Qué importante es considerar lo que es más importante para las personas en un momento determinado, ¿no crees?

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Jorge Ayala