Terapia Breve y Cursos

8
febrero
2018
8 febrero 2018

10 cosas que no sabías para detener el Bullying en la escuela

El 30% de estudiantes en la escuela está participando en situaciones de bullying cada día. 160 mil niños dejan de ir a clase y sólo en un 4% de oportunidades los profesores intervienen. Confiamos en que todo esto no ocurre por desinterés ni desidia, ocurre porque propiamente no hay recursos para intervenir y detener el bullying porque hemos considerado que es un fenómeno complejo que requiere de una solución compleja, así que hoy vamos a compartir 10 cosas que no sabías para detener el bullying sin usar el mismo grado de complejidad con que se creó el problema, haciéndolo realmente simple e informados por la práctica centrada en soluciones.

 

1. El bullying no es un problema de conducta individual, es resultado de un comportamiento socialmente contextualizado

En toda comunidad el bullying atrae mucha atención y muchos enfoques innovadores han sido probados. En cualquier escuela, incluso las escuelas más ordenadas y modernas y con un enfoque pedagógico inclusivo, se reportan incidentes de bullying de vez en cuando. Y creo que en esta época, con todo lo que sabemos y conocemos sobre nuestra humanidad y sobre fenómenos sociales, es más útil expandir nuestra comprensión del bullying pasando de entenderlo como un problema de conducta a abordarlo como un comportamiento socialmente contextualizado. Creo que dar este paso nos ayudar a comprender mejor de qué se trata y poder abordarlo con mayor eficacia.

 

2. Las situaciones de bullying se abordan en su contexto natural: la escuela

En la cultura del bullying participamos todos y lo resolvemos entre todos en la escuela. Fíjense en la utilidad de esas determinaciones de separar a los chicos que están teniendo dificultades y se vinculan desde ahí. Fíjense en los efectos de etiquetar a un muchacho como problemático aisladamente del contexto, expulsarlo unos días, enviarlo a terapia individual, consejería, retiro espiritual, que regrese condicionado y todo lo que sea pensar que la violencia está en su cabeza. ¿Qué pasa con eso? ¿Qué resulta de eso? NADA. Así, NADA, con mayúscula. Y se los digo muy en serio, tengo la oportunidad de colaborar con chicos que vienen con esa condición, incluso chicos a los que envían a hacer el famoso HOME SCHOOL pero no por elección propia ni de la familia sino porque ya nos los quieren más en la escuela, les envían los profesores a casa y dificultan su deseo de hacer mejor las cosas esforzadamente.

Entonces, colaborar con el bullying resulta más efectivo cuando se resuelve en su contexto natural, la escuela, y colaborando con los protagonistas de la cultura escolar y las situaciones de bullying: los estudiantes y profesores.

3. Hablar de bullying sólo genera más bullying

Las escuelas pueden empezar de una manera muy defensiva cuando las quejas por el bullying surgen. Después de todo, ellas son las responsables del cuidado de los estudiantes durante las horas de clase. Los directores o sub-directores invierten demasiado tiempo intentando saber qué es lo que está sucediendo, observando individualmente a los niños e intentando conocer “la verdad”. La respuesta usual es el castigo para el “chico responsable”. Sin embargo, si el bullying vuelve a ocurrir, la simpatía tiende a caer. Los padres del niño que ha sido acusado de cometer el bullying comienzan a defender a su hijo. La culpa empieza a ponerse en “la víctima”, quien es acusada de ser provocativa y se empieza a valorar y poner atención en la sobre-protección. Sorpresivamente, “la víctima” comienza a evitar los recreos para evitar tener más problemas.

Anecdóticamente, nosotros sabemos que el castigo en el bullying puede provocar un resentimiento que luego puede agravar más la situación. Los docentes y los padres suelen tener la razón en esto. Por lo que cualquier intervención debe ser juzgada por su seguridad tanto como por su efectividad.

 

4. Detener el bullying puede tomar sólo una sesión

Sue Young me contó que cuando empezó a usar por primera vez este enfoque se encontraba ella misma cruzando los dedos esperando que las cosas tuvieran un buen resultado, porque claro, todo lo que le habían enseñado a ella en su formación en Conducta y Apoyo Escolar señalaba que los problemas difíciles toman larga duración ser resueltos, pero descubrió que situaciones como el bullying pueden llegar a cambiar rápidamente. La mentalidad permanente de que el cambio tiene que ser lento y hecho con mucho cuidado no corresponde con esto. Sue dice que cuando descubrió todo esto su confianza aumentó y entonces empezó a revisar todos los casos que había ayudado y hacer una investigación para su posterior evaluación.

Y estos son los resultados:

Durante los primeros dos años, el enfoque del Grupo de Apoyo fue usado en 51 escuelas de primaria. Todos los niños involucrados tenían entre 6 y 11 años de edad. El enfoque resultó ser exitoso en la gran mayoría de los casos (el criterio de éxito era detener todas las dificultades completamente, y que el niño que recibía apoyo no tuviera nuevamente la necesidad de volver al grupo). En uno de los casos, un niño que estaba recibiendo apoyo fue retirado de la escuela, y no pudimos completar la intervención. Esto nos dejó con 50 casos, 50 situaciones consideradas difíciles:

Inmediatamente exitoso: 40 (80%)
Éxito con retraso: 7 (14%)
Éxito limitado: 3 (6%)

En palabras de Sue:

He dividido todos los casos para poder distinguir después los criterios con los que fueron seleccionados. “Inmediatamente exitoso” aplicaba cuando el niño reportaba tener menores dificultades o no tener ya dificultades en el primer seguimiento, con el Grupo de Apoyo de acuerdo en esto, y los padres (que también estaban involucrados) estaban contentos con que el bullying se haya detenido. 80% de los casos estaban en esta categoría.

Otros casos los hemos identificado en la tabla como “Éxito con retraso”, cuando el niño no estaba enteramente feliz cuando nos reunimos en el primer seguimiento, o alternativamente, el Grupo de Apoyo no estaba tan satisfecho con las cosas o los padres no se encontraban completamente satisfechos por alguna razón. En estos casos, la situación mejoró durante las siguientes 3 o 5 reuniones de seguimiento semanales, hasta que todos sintieron que las dificultades se habían resuelto.

En 3 casos, identificados en la tabla como “Éxito limitado”, aunque pensaban que se había producido una mejora, los niños continuaron sintiéndose infelices por momentos en la escuela. En estos casos, el seguimiento continuó hasta recuperar la estabilidad y un nivel “tolerable” para el niño. De hecho, estos 3 niños fueron remitidos nuevamente tras ser intimidados por diferentes estudiantes desde que se encontraban en el grupo original. Esta pequeña minoría continúo necesitando ayuda por un periodo más largo de tiempo, y recibieron apoyo individual centrado en soluciones.

Es también importante señalar que en ninguno de los casos la situación empeoró.

 

5. Es mejor promover empatía y amistad que hablar de prevenir el bullying

Sue Young descubrió que su programa, que inicialmente era un programa de prevención del bullying se convertía cada vez menos en un programa de prevención del bullying. Era un programa que promovía la amistad en la escuela. Pasó de ocuparse del problema del bullying a crear escuelas amistosas. Interesante, ¿no te parece?

6. Mientras más complejo el problema, más necesidad de simplicidad requiere

La lógica con que construimos soluciones no es la misma con que se crea el problema y de eso tenemos ya mucha experiencia cuando practicamos Terapia Breve Centrada en Soluciones, y es algo que causa mucha sorpresa a los papás y mamás que no saben cómo explicar que las cosas estén pasando en tan solo una o dos sesiones de consulta de la forma cómo venían deseándolo desde hace muchísimo tiempo. Una niña que no asiste a la escuela o que cuando lo hace permanece más que un par de horas y la madre tiene que regresar para recogerla puede hallar en decidir pasar todo el domingo con ella instaurado un día de chicas, la solución para esta dificultad. Es frecuente incluso que la solución no tenga absolutamente nada que ver con el problema. Que ese deseo de quedarse en casa de la niña no responda a una dificultad en la escuela como sospechaba la madre, que pensaba que la niña estaba siendo castigada o quizás maltratada en la escuela y no hallaba la causa de porqué no quería quedarse en la escuela.

7. La sostenibilidad no es más que el uso riguroso del sentido común

A menudo hace falta descubrir únicamente lo que funciona y hacer más de eso mismo.

 

8. Discutir sobre el bullying genera más bullying: es necesario sostener conversaciones anti-bullying

Si hablar de problemas sólo crea problemas, hablar de bullying sólo crea más bullying.

 

9. Usar grupos de apoyo es efectivo

Y lo que hace que sea efectivo es trabajar con una serie de principios, entre ellos:

• La intervención centrada en soluciones no enjuicia o ‘pre- juzga’.

• Provee de un sencillo enfoque paso a paso.
• Estimula comportamientos y actitudes alternativas.
• Probada efectividad sobre un diverso rango de casos.
• Adecuado desde los 7 años en adelante.
• ¡Sabemos que funciona!

10. Entonces, sabemos que una intervención efectiva permite que ocurran estas 7 cosas

– Que se detenga el bullying de inmediato.
– Actuar rápidamente.
– Producir un efecto a largo plazo.
– Ser accesible al personal de la escuela.
– Ser eficiente en el tiempo.
– Apoyar y ser apoyado por los padres.
– Es inclusivo.
– No tiene nada que ver con contar cuentos ni moralejas.

Conclusión

Déjame que te cuente que tú también puedes aprender a detener el Bullying en la escuela usando grupos de Apoyo Anti-bullying. ¿Te gustaría aprenderlo? Pues dale un vistazo a mi curso de CONVIVENCIA ESCOLAR CENTRADA EN SOLUCIONES pulsando AQUÍ, y anímate a ser parte de este curso desde cualquier lugar, en cualquier momento y desarrollando las clases a tu propio ritmo en un curso 100% online que no requiere conexión en tiempo real.

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Jorge Ayala